Marruecos: ¿se avecina una tormenta?

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Marruecos en 2025

Ya sabemos que los Estados, igual que las personas, tienen un destino impreso en el firmamento. Pero pocos momentos históricamente recientes han estado tan cargados de señales celestes de transformación y tensión como el ciclo que Marruecos afrontará de abril a noviembre de 2025. La carta natal de la nación, con Mercurio como regente, la describe como un país esencialmente adaptable, versátil y profundamente vinculado al comercio, la diplomacia y la comunicación, al tiempo que su elemento dominante, el fuego, la dota de una profunda ansia de autoafirmación y avance, casi siempre sobre un trasfondo mutable, en busca de nuevas posiciones en el tablero geopolítico.

El Sol en Leo y la fuerte presencia de planetas centrales en la Casa 4 muestran que la identidad nacional y la estabilidad del territorio han sido y seguirán siendo el gran nervio emocional y político de Marruecos. Orgullo, patria y realeza se enlazan con la misma fuerza que la necesidad de reinventarse ante la adversidad. Sin embargo, una Luna sensible e idealista en Piscis, en la Casa 11, indica que el pueblo puede ser fácilmente arrastrado por olas de emotividad, idealismos colectivos o incluso desinformación. Las oposiciones natales de esa Luna a Venus y Júpiter sugieren históricamente tensiones sociales, desajustes entre el deseo popular y los intereses de las élites, así como promesas de bienestar que no siempre cuajan en la realidad.

Quizá lo más inquietante de la carta marroquí es la concentración de energías combativas y transformadoras en ángulos fundamentales. Marte y Plutón, fusionados en la Casa 4 y en aspecto tenso con el Ascendente, aportan al inconsciente colectivo marroquí una propensión a las crisis internas cíclicas, la regeneración a través de la crisis, y —lo que es clave en estos meses— la posibilidad de respuestas violentas cuando la presión social o territorial llega a un punto de ruptura.

El año astrológico que viene no hace sino encender todas esas alarmas. Plutón, en armonía con el Ascendente desde la Casa 9, anuncia un cambio drástico de imagen y posicionamiento internacional. Esta transformación puede ser una oportunidad si se aprovecha con inteligencia y transparencia, o un auténtico terremoto si se resisten los cambios que amaga la situación interna y externa. Plutón también potencia tránsitos sobre la Luna natal, el pueblo, favoreciendo movimientos sociales de empoderamiento pero también sacudidas, rebeliones o desilusión si las expectativas no hallan cauce.

A la vez, Saturno, tránsito siempre implacable, se cierne sobre la Luna (el pueblo) pero también forma oposición a Venus y Júpiter natales. Saturno es el crono, el límite: el pueblo sentirá restricciones, habrá clima de sacrificio colectivo e incluso frialdad gubernamental. Es una época —abril a octubre— donde cualquier exceso, promesa inflada o negligencia se cobrará un precio alto. Si hay tensiones sociales preexistentes o la economía tropieza, aquí podrían magnificarse y tornar en conflicto abierto o estallidos sociales de envergadura.

Pero el punto de ignición más claro es Marte, el planeta de la guerra, activando por tránsito a lo largo de la primavera y verano del 2025 la Casa 4 (el corazón territorial del país) y desencadenando aspectos muy tensos, tanto con el Sol como con el Plutón natal. Marte en conjunción a estos puntos, y más tarde en cuadratura al Ascendente y Descendente, es una señal inequívoca de riesgo de conflicto: pueden ser enfrentamientos internos, explosión de violencia social, crisis en el seno de la autoridad nacional o, de acuerdo a la Casa 7 y la activa participación de Sagitario y Júpiter, la posibilidad concreta de una guerra o crisis diplomática con enemigos abiertos.

Y aquí entra Urano, el planeta que siempre trae lo inesperado. Urano, a partir de julio y durante todo el resto del año, comienza a conjugarse con el Ascendente natal mientras le lanza cuadratura a Marte: esta combinación es explosiva. Puede traducirse en un conflicto súbito, un choque militar relámpago, una acción sorpresiva proveniente del extranjero o de facciones internas con un alto grado de imprevisibilidad y tecnología involucrada. Urano en estos tránsitos no reconoce viejas estructuras: rompe, libera, destruye lo obsoleto y fuerza el renacimiento. Normalmente lo hace a través de una crisis. Así: si Marruecos se resiste a los cambios estructurales, la crisis será profunda y visible en el plano internacional.

Todo esto ocurre en un manto de confusión y propaganda, cortesía de Neptuno: el mismo periodo revela desinformación, fake news, posible manipulación mediática y mucho ruido en torno a la verdad, tanto desde dentro del país como desde fuera. Es el caldo de cultivo perfecto para la desestabilización social o la justificación de actos radicales.

Con todo lo anterior, la conclusión es directa: Marruecos entra en una etapa crítica, de enormes presiones internas y externas. El peligro de guerra, conflicto directo o estallido social es real —no sólo por la dinámica global, sino porque los propios astros lo catalizan. Desde junio, pero especialmente entre junio y noviembre de 2025, la tensión es máxima. Si no estalla una guerra declarada, habrá al menos una crisis grave, agitación bélica, enfrentamiento con enemigos externos, violencia fronteriza o masiva movilización social y militar. Sólo una transformación real —renovación política profunda, cambio radical en la manera de afrontar lo internacional y reajuste de alianzas— permitirá a Marruecos evitar un abismo mayor.

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